miércoles, 27 de mayo de 2009

Honduras: Mujeres de reos defienden derecho a dormir con ellos

Tiempo - Tegucigalpa
Lunes, 25 de Mayo de 2009 21:40

Ante la amenaza de suprimirles las visitas conyugales a la Penitenciaría Nacional (PN) y arrebatarles el amor de sus maridos, un grupo de esposas de privados de libertad pidió ayer al presidente José Manuel Zelaya Rosales, frente a la Casa de Gobierno, conjurar las intenciones de las autoridades de ese reclusorio, localizada en Támara, Francisco Morazán.

Hace unas semanas familiares y amigos de los presos podían visitar la cárcel los martes y miércoles de cada semana; y las esposas podían quedarse los sábados y domingos.

A raíz de varios hechos sangrientos en la PN, las autoridades cancelaron el martes como día de visita y amenazan reducir a un día las visitas conyugales.

“Nosotros aceptamos que hayan quitado un día de visita, pero ahora quieren quitar las visitas conyugales y no estamos de acuerdo, porque sería un duro golpe para nuestros maridos”, expresó Unides Avila mostrando una pancarta como signo de protesta.

NO HAY REHABILITACION
Las mujeres en tono muy indignado comentaron que sus parejas no tienen un programa de rehabilitación y los reos buscan mejorar su conducta por su propia cuenta.

Indicaron que muchos de ellos dependen anímicamente de la visita de sus parejas y por eso consideran que no es justo que los castiguen con esa medida.

También se quejaron porque últimamente han limitado el ingreso al reclusorio de algunos alimentos, entre ellos varias frutas que los internos utilizan para producir bebidas alcohólicas, pero no todos, expresaron las mujeres.

Avila expresó que en la Penitenciaría les han dicho que la orden es del presidente José Manuel Zelaya Rosales, pero ellas saben que quien está tomando represalias es el director de Centros Penales, Alan Nájera.

“El (Nájera) ha dicho delante de todas las mujeres que vamos de visita “que se maten todos esos perros, porque entre menos hay es mejor para mí”, aseguró.

Las mujeres también pidieron que les permitan ingresar alimentos los días que quieran, porque en la cárcel no hay una alimentación adecuada y por eso sus maridos muchas veces soportan hambre.

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